Estoy parado sobre el hielo
que rodea el cuadro de la pequeña vereda.
Tu pasaje es el de siempre,
simplemente con hojas húmedas y frías,
yo me estoy imaginando sobre tu cielo a cada paso que llego,
y me estoy sintiendo como a otro tiempo.
Balas pasan fuera de la silueta que deja mi caminar,
sólo me gustaría
que alguna me deje sin garganta,
sin voz cuando me vayas a hablar,
sólo quiero
que una de ellas me atraviese la conciencia
y me deje en espera por siglos,
decenas y cientos de primaveras;
tu andar me busque entonces en la nada,
y al fin dejes de ser pasajera.
Yo sé de memoria tu destello.
Mis ojos no saben lo que ven,
ni dónde mirar,
si cerrar ésta vida de mierda
y dormir por lo que queda de mi existencia,
o tan sólo abrir de nuevo la ventana
para recibir las astas de hielo en aire que caen en picada.
Es cruel amar,
Es cruel no ser tu cielo,
ni cuando llueve,
ni cuando amanece el día con tus sueños...
El brillo y la sombra del suelo,
cuando estás viniendo...
que rodea el cuadro de la pequeña vereda.
Tu pasaje es el de siempre,
simplemente con hojas húmedas y frías,
yo me estoy imaginando sobre tu cielo a cada paso que llego,
y me estoy sintiendo como a otro tiempo.
Balas pasan fuera de la silueta que deja mi caminar,
sólo me gustaría
que alguna me deje sin garganta,
sin voz cuando me vayas a hablar,
sólo quiero
que una de ellas me atraviese la conciencia
y me deje en espera por siglos,
decenas y cientos de primaveras;
tu andar me busque entonces en la nada,
y al fin dejes de ser pasajera.
Yo sé de memoria tu destello.
Mis ojos no saben lo que ven,
ni dónde mirar,
si cerrar ésta vida de mierda
y dormir por lo que queda de mi existencia,
o tan sólo abrir de nuevo la ventana
para recibir las astas de hielo en aire que caen en picada.
Es cruel amar,
Es cruel no ser tu cielo,
ni cuando llueve,
ni cuando amanece el día con tus sueños...
El brillo y la sombra del suelo,
cuando estás viniendo...
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